De las más de 500 especies de cónidos que pueblan los mares de nuestro planeta tan sólo una de ellas nos la podemos encontrar de forma habitual en nuestros paseos por nuestras playas. Me estoy refiriendo al Conus mediterraneus o también determinado como conus ventricosus, un gasterópodo de entre 2 y 4 cm. de longitud que suele tener una coloración muy variable que va desde colores claros al pardo oliváceos, salpicados a veces, y presentando bandas espirales. Posee una concha en forma de cono invertido, de ahí su nombre genérico, teniendo una forma espiral con una ultima vuelta muy larga que casi ocupa toda su concha.
Su actividad la desarrolla por la noche en aguas pocos profunda escondido en la arena o bajo rocas y piedras a la espera de alguna presa, normalmente gusanos u otros pequeños gasterópodos. Cuando alguno de estos animalillos se le pone a tiro (nunca mejor dicho) sacan su trompa y a modo de cerbatana lanzan un dardo envenenado que dan muerte a su presa.
Esta terrible arma letal en los moluscos se encuentra en su aparato dental, conocido como rádula, que en el caso de los conos ha sido modificado a dientes con la forma de pequeños dardos y que están guardados en unas bolsitas situadas dentro de la boca del animal. Una glándula colocada detrás de ellas es la que impregna de veneno a las flechitas y una vez lance una de ellas es inmediatamente reemplazada por otra que esta presta a ser nuevamente usada.
Todo un verdadero torpedero.
Su actividad la desarrolla por la noche en aguas pocos profunda escondido en la arena o bajo rocas y piedras a la espera de alguna presa, normalmente gusanos u otros pequeños gasterópodos. Cuando alguno de estos animalillos se le pone a tiro (nunca mejor dicho) sacan su trompa y a modo de cerbatana lanzan un dardo envenenado que dan muerte a su presa.
Esta terrible arma letal en los moluscos se encuentra en su aparato dental, conocido como rádula, que en el caso de los conos ha sido modificado a dientes con la forma de pequeños dardos y que están guardados en unas bolsitas situadas dentro de la boca del animal. Una glándula colocada detrás de ellas es la que impregna de veneno a las flechitas y una vez lance una de ellas es inmediatamente reemplazada por otra que esta presta a ser nuevamente usada.
Todo un verdadero torpedero.

El tamaño, venenosidad y capacidad de penetración de los dardos están relacionados con las costumbres alimenticias de las diferentes especies de conos que pueblan nuestros mares. El conus mediterráneus no necesita mucha potencia para la caza de sus presas por tanto su armamento está limitado por ello. Sólo los ejemplares más grandes podrían tener la capacidad de inflingir picaduras algo dolorosas para nosotros los humanos. Sin embargo existen en otros mares conos que utilizan dardos de más de 1 cm. de longitud para cazar peces. Especies como conus striatus, tulipa, geographus, textile, etc..., muchas de ellas superando sus conchas los 10 cm. de longitud, pueden llegar a ser letales incluso para el ser humano.

Así que si viajamos a alguna playa paradisiaca y remota antes de recoger alguno de estos animalillos de muy bonitas conchas tengamos en cuenta que no sólo utilizan sus dardos para predar sino que también lo hacen para defenderse.
¡¡¡Así que cuidadito con mis amigos los conos!!!
1 comentario:
Una de las entradas más naturalmente interesantes de cuantas he visto en tuti cuanti blog he visitado. Rigor en la descripción, emoción, imagen, pasión...
Aquí en Galicia tenemos la taladradora "corneta" (Nucella lapillus) que yo "utilicé" hace años en el cultivo de la ostra, para que redujese la cría invasora del mejillón...lo malo es que cuando éste escaseaba, furaba las pequeñas ostritas...
Pero estos conos que lanzan dardos son realmente asombrosos.
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